ANTOLOGIA DE DECALOGOS LITERARIOS

"Los Diez Mandamientos, considerados útiles reglas morales para vivir en sociedad, tienen un excelente uso literario. El escritor, al contar sus historias, debería hacer que sus personajes violen constantemente estos mandamientos, en conjunto o por partes. Mientras alguien robe, mate, mienta, fornique, blasfeme o desee a la mujer del prójimo tendremos un conflicto y en consecuencia una historia que contar. Por el contrario, si sus personajes se portan bien, no sucederá nada: todo será aburridísimo."
Fernando Ampuero


Uno de los más interesantes y que recoge más sabiduría, tiene un solo postulado. Se lo leí a Alejandro Quintana y dice:

"Porque en realidad ya se ha contado todo; lo novedoso es contarlo de forma interesante".

Es muy común que los escritores, cuando gozan de cierto reconocimiento, decidan organizar sus ideas en forma de recomendaciones que suelen enumerar en listas, generalmente en forma de decálogos, muy a manera de configurar una suerte de "Tablas de la Ley"o de "Diez Mandamientos" , en los que pontifican,-con razón o sin ella, en concordancia con su prestigio y sabiduría o apenas haciendo gala de una vana pretensión un tanto ególatra- sobre sus verdades decantadas acerca del oficio de escribir.

Unos condensan verdaderas sentencias, otras son apenas esbozos que naufragan en su propia babosería; unos son un compendio de ingenio, otros verdaderos destellos de humor, mientras algunos apenas sí resbalan como peligroso chascarrillo en el reino del lugar común.

De todas maneras, en esta página recopilamos algunos de ellos, como elemento para el análisis y estudio de los interesados en el ejercicio de escribir. Muy recomendado para aprendices y aficionados, para lectores desprevenidos, para alumnos de talleres literarios y para todos los que se deleitan del bello arte de la Literatura.

Al final citamos los más ingeniosos, clásicos, reconocidos o polémicos.

Lo que comenzó como un divertimento, pasó a ser una disciplina que permite enriquecer la teoría de la creación literaria, en la voz de los maestros. La idea original parte de la página www.emiliorestrepo.blogspot.com
Comentarios y aportes, favor remitirlos a emiliorestrepo@gmail.com

sábado, 31 de enero de 2015

CAMILO JOSÉ CELA Y SUS PENSAMIENTOS SOBRE CREACIÓN LITERARIA

CAMILO JOSÉ CELA Y SUS PENSAMIENTOS SOBRE CREACIÓN LITERARIA

“Para escribir sólo hay que tener algo que decir.”

“En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano.”

"La literatura es una carrera de antorchas. En cada generación se lleva el testigo hasta donde se puede y ahí se le entrega al escritor de la etapa siguiente".

“El humor es la gran coraza con la que uno se defiende en este valle de lágrimas”.

“La libertad es una sensación. A veces puede alcanzarse encerrado en una jaula, como un pájaro”.

“No usemos la lengua para la guerra, y menos para la guerra de las lenguas, sino para la paz, y sobre todo para la paz entre las lenguas. De la defensa de la lengua, de todas las lenguas, sale su fortaleza, y en su cultivo literario y siempre progresivo se fundamenta su auge y su elástica y elegante vigencia.”

“Mienten los que quieren disfrazar la vida con la máscara loca de la literatura.”

“En los triunfos anida siempre el cauteloso germen de la derrota.”

“La inspiración es trabajar una buena porción de horas.”

"A siete años de un suceso, el suceso ya es otro."

"Yo soy, como buen español, pedorro domiciliario."

"La más noble función de un escritor es dar testimonio, como acta notarial y como fiel cronista, del tiempo que le ha tocado vivir."

"La muerte es de una vulgaridad absoluta; todos los nacidos terminan pasando por ella."

"La muerte es dulce; pero su antesala, cruel."

"La muerte llama, uno a uno, a todos los hombres y a las mujeres todas, sin olvidarse de uno solo -¡Dios, qué fatal memoria!-, y los que por ahora vamos librando, saltando de bache en bache como mariposas o gacelas, jamás llegamos a creer que fuera con nosotros, algún día, su cruel designio."

"El que resiste, gana."

"La mayor habilidad que tengo es la de absorción de litro y medio de agua de un solo golpe por vía anal, [...] si quieren pídeme una palangana y lo demuestro [...] esto lo hace muy poca gente."

"Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una."

“Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y quienes la padecen.”


Fragmentos de entrevista con Camilo José Cela.
 Por Manuel Llorente, (El Mundo, España)

"Yo nunca he tenido miedo al riesgo»

-(..) si la novela es un reflejo de la vida, la vida tampoco tiene argumento. Hasta el más viejo en el lecho de muerte sigue haciendo proyectos para un futuro que no va a llegar nunca. Las novelas del XIX, con su planteamiento, nudo y desenlace, seguían magistralmente un guión impuesto. Ahí están grandes novelistas como Galdós o Baroja, sin hablar de los extranjeros. Entonces se daba todo digerido al lector, pero hoy la novela debe exigirle un esfuerzo, una colaboración, lo cual es más difícil para el autor, claro. Ya no debe limitarse a seguir un camino. Si se le escapa el matiz de un personaje o un momento determinado del tempo de la novela, está perdido."

- Pero buena parte de la narrativa más joven está volviendo a la novela lineal, a los planteamientos tradicionales.

-Seguir haciendo novelas al modo del XIX no tiene sentido, se acaban cayendo por su propio peso, a menos que el autor se contente simplemente con cubrir el expediente, pero estoy hablando de literatura de calidad, no de seudoliteratura. A mí me solía decir Picasso: «el único interés es el comienzo, porque después del comienzo empieza el fin». Y tenía razón. Todo lo que no sea arriesgarse y abrir nuevos cauces es perder el tiempo. Yo nunca he tenido miedo al riesgo. Escribí Oficio de tinieblas 5 y creí que no iba a tener más de cinco o seis lectores, pero ya se han hecho varias ediciones. La técnica en mis novelas es diferente siempre. Desde luego que es mucho más fácil seguir un guión. Pero por ese camino sólo se pueden hacer subnovelas, obras de género sin interés. Además, las aguas en una actividad tan cruel y dramática como la literatura siempre vuelven a su cauce, siempre se acaba redescubriendo al autor arriesgado, genuino, aunque haya estado olvidado durante mucho tiempo por el efecto de las modas pasajeras.

- Con los que no está de acuerdo es con aquellos que creen que la novela como género está agotada porque todo ha sido inventado ya.

- Eso es mentira. ¿Quién puede dar una definición de novela? Yo cuando era un muchacho empecé a coleccionar definiciones de novela y llegué a tener más de trescientas, pero me di cuenta de que no servía para nada porque si el Ulises de Joyce respondía a las premisas de una definición, sobraba El decamerón, de Bocaccio, y lo mismo pasaba con otras obras geniales.

- Usted sabe cuándo empieza pero nunca cuando va a terminar la novela ni qué giro le va a dar, ¿no? ¿Cada día es una sorpresa?

-Sin duda. Yo sé más o menos hacia dónde tiendo a ir. Sigo una intuición, una vaga meta, y después llego como puedo. Siempre he dicho que uno parte de un punto de realidad y después eso tiene que pasar por la cabeza y salir por la mano derecha. Es todo un largo proceso en el que hay días feroces, de gran productividad, y otros terribles en los que no me salen más de tres líneas después de estar sentado delante de la mesa seis u ocho horas. Pero para ser escritor hay que tener una gran moral o, de lo contrario, cambiar de oficio. Hace falta presencia de ánimo y también mucha salud física, porque un magnífico poema puede componerse con muy pocas palabras, pero en la novela hay que escribir constantemente, a lo largo.

Tomado de:






viernes, 30 de enero de 2015

CÓMO SE EDITA UN TEXTO: LAS CINCO REGLAS DE GARDNER BOTSFORD


CÓMO SE EDITA UN TEXTO: LAS CINCO REGLAS DE GARDNER BOTSFORD

Traducidas por Daniel Gascón, tomado de:
https://gascondaniel.wordpress.com/2015/01/28/como-se-edita-un-texto-las-cinco-reglas-de-botsford/
[Gardner Botsford fue editor de The New Yorker. En este extracto de Life of Privilege, Mostly, expone unas reglas para editar un texto.]

Regla general n.º 1: Para ser bueno, un texto requiere la inversión de una cantidad determinada de tiempo, por parte del escritor o del editor. Wechsberg era rápido; por eso, sus editores tenían que estar despiertos toda la noche. A Joseph Mitchell le costaba muchísimo tiempo escribir un texto, pero, cuando entregaba, se podía editar en el tiempo que cuesta tomar un café.

Regla general n.º 2: Cuanto menos competente sea el escritor, mayores serán sus protestas por la edición. La mejor edición, le parece, es la falta de edición. No se detiene a pensar que ese programa también le gustaría al editor, ya que le permitiría tener una vida más rica y plena y ver más a sus hijos. Pero no duraría mucho tiempo en nómina, y tampoco el escritor. Los buenos escritores se apoyan en los editores; no se les ocurriría publicar algo que nadie ha leído. Los malos escritores hablan del inviolable ritmo de su prosa.

Regla general n.º 3: Puedes identificar a un mal escritor antes de haber visto una palabra que haya escrito si utiliza la expresión «nosotros, los escritores».      

Regla general n.º 4: Al editar, la primera lectura de un manuscrito es la más importante. En la segunda lectura, los pasajes pantanosos que viste en la primera parecerán más firmes y menos tediosos, y en la cuarta o quinta lectura te parecerán perfectos. Eso es porque ahora estás en armonía con el escritor, no con el lector. Pero el lector, que solo leerá el texto una vez, lo juzgará tan pantanoso y aburrido como tú en la primera lectura. En resumen, si te parece que algo está mal en la primera lectura, está mal, y lo que se necesita es un cambio, no una segunda lectura.


Regla general n.º 5: Uno nunca debe olvidar que editar y escribir son artes, o artesanías, totalmente diferentes. La buena edición ha salvado la mala escritura con más frecuencia de lo que la mala edición ha dañado la buena escritura. Eso se debe a que un mal editor no conservará su trabajo mucho tiempo, mientras que un mal escritor puede continuar para siempre, y lo hará. La buena escritura existe al margen de la ayuda de cualquier editor. Por eso un buen editor es un mecánico, o un artesano, mientras que un buen escritor es un artista.

martes, 27 de enero de 2015

Algunos consejos de grandes escritores para escribir cuentos

Algunos consejos de grandes escritores para escribir cuentos

Tomado de:
http://www.corriente-alterna.net/index.php/literatura/articuloslit/729-algunos-consejos-de-grandes-escritores-para-escribir-cuentos

En corriente Alterna recopilamos algunos consejos de renombrados escritores internacionales para que los jóvenes tomen en cuenta a la hora de redactar sus historias. Claro, no son reglas para seguir al pie de la letra, simplemente son una guía para conocer cómo lograron los grandes sus narraciones.

Por ejemplo Edgar Allan Poe, escritor norteamericano reconocido por sus relatos de misterio y horror, señalaba que la primera de todas las consideraciones que debe tener un escritor antes de escribir, es el efecto que pretende causar, sin perder de vista la originalidad.

Luego de eso, explicaba, hay que meditar sobre la mejor forma de llegar a ese impacto que se pretende, ya sea con un tono más serio o por el contrario con un estilo más fresco y con lenguaje menos estilizado. Finalmente aconsejaba empezar los cuentos con el clímax de la historia es decir con la acción ya desarrollada y a punto de definirse todo el misterio.

Por otro lado, el autor argentino Jorge Luis Borges, consideraba muy a manera personal, que un escritor debía evitar las interpretaciones demasiado inconformistas de obras o de personajes famosos; por ejemplo, describir el odio de Don Juan hacia las mujeres.

También aconsejaba, desde su punto de vista, evitar el uso de parejas de personajes contradictorios como Sherlock Holmes y Watson, o la costumbre de algunos escritores de caracterizar personajes por sus manías, como lo hacía Charles Dickens.

Otro autor, esta vez el peruano Mario Vargas-Llosa, afirma que si un escritor, a la hora de contar una historia no se impone ciertos límites (si no se resigna a esconder ciertos datos) la historia no tendría principio ni fin. Por eso es necesario desde un comienzo organizar todo los sucesos que ocurrirán y saber hasta dónde irán.

Además señala que lo realmente importante es saber que en toda historia hay un punto de vista espacial, otro temporal y otro de nivel de realidad. Y que aunque muchas veces no sea muy notorio, los tres son esencialmente autónomos, en otras palabras, diferentes uno del otro.

Hace muchos años Ernest Hemingway, Premio Nobel de Literatura en 1954, afirmó que para escribir historias, se debían usar frases breves y comenzar siempre los relatos con una oración corta que fuera siempre positiva; también decía que el escritor debía trabajar todo el día hasta que estuviera cansado y luego empezar de nuevo su labor al día siguiente.

Otros Consejos de cientos de escritores diferentes, son los que siguen:


—«No te sientes en mitad del bosque. Si te pierdes en la trama o no sabes cómo seguir, vuelve sobre tus pasos». «Rezar puede funcionar. O leer a otro. O tratar de visualizar el Santo Grial que es la imagen de tu libro publicado». Margaret Atwood

—«No pongas una foto de tu autor favorito en tu mesa. Sobre todo si es un suicida». «Ponle un nombre a tu trabajo lo antes posible. Tienes que poseerlo, verlo. Dickens sabía que Casa desolada se iba a llamar Casa desolada antes incluso de empezar a escribir». Roddy Doyle

—«Termina tu jornada de escritura cuando todavía tengas ganas de seguir escribiendo». «Relee, vuelve a escribir, relee, vuelve a escribir. Si sigue sin funcionar, tíralo. Es sano y no debes sentir mala conciencia por los cadáveres de poemas y páginas que lo tenían todo excepto la vida que necesitaban.» «Apréndete poemas de memoria». «Con frecuencia, un problema en un párrafo se arregla solo después de un largo paseo». Helen Dunmore

—«Los primeros 12 años son los peores». «La mejor forma de escribir un libro es escribirlo. Un bolígrafo es útil, un ordenador también vale, pero sigue llenando la página en blanco de palabras». «Sólo los malos escritores creen que su trabajo es realmente bueno». «Describir es muy difícil. Recuerda que cualquier descripción es una opinión sobre el mundo. Busca un lugar desde el que mirar». «Diviértete». Anne Enright

—«Cásate con alquien que te quiera y que piense que ser escritor es una buena idea». «No leas las críticas». «No bebas y escribas a la vez». «No mandes cartas a tu editor (a nadie le importa)». Richard Ford

—«Escribe en tercera persona a no ser que hayas encontrado una voz en primera persona realmente especial». «Cuando la información es gratis y universalmente accesible, una gran investigación para una novela se devalúa como la propia novela». «Tienes que amar antes de poder ser despiadado». Jonathan Franzen

—«Escribe». «Pon una palabra y luego otra. Busca la palabra adecuada. Escríbela». «Arréglalo. Pero recuerda que tarde o temprano, antes de que alcance la perfección, tendrás que dejarlo ir y seguir adelante para escribir tu próxima obra. La perfección es como tratar de alcanzar el horizonte. Sigue adelante». «Recuerda: cuando la gente te dice que algo es incorrecto o no funciona para ellos, casi siempre tienen razón. Cuando te dicen con exactitud lo que creen que es incorrecto y cómo arreglarlo, casi siempre están equivocados». «La principal regla para escribir es que, si lo haces con la suficiente seguridad y confianza, puedes hacer lo que quieras. Esto podría ser una regla para la vida tanto como para escribir, pero es definitivamente cierto para escribir». Neil Gaiman

—«Escribe sólo cuando tengas algo que decir». David Hare.

—«Aumenta tu capacidad lingüística. Las palabras son la materia prima de tu oficio. Cuanto más grande sea tu vocabulario, más eficaz será tu escritura». «No te limites a planear escribir: escribe. Sólo escribiendo, no soñando con escribir, desarrollamos un estilo propio». PD James

—«No trates de escribir para un lector ideal. Seguro que existe, pero está leyendo a otro». «Sé tú propio editor / crítico. Cercano, pero implacable». Joyce Carol Oates

—«Lee mucho». «Escribe mucho». «Aprende a ser autocrítico». «No te rindas». «Encuentra una historia que merezca la pena contar». «Ten suerte». «Mantén tu suerte». Ian Rankin

—«Lleva siempre una libreta contigo. Y quiero decir siempre. La memoria a corto plazo solo retiene información durante tres minutos: a no ser que lo plasmes en papel, perderás una idea para siempre.» Will Self

—«Trata de leer tu trabajo como lo haría un extraño, mejor dicho, como lo haría un enemigo». «No trates de hacer romántica tu vocación. Puedes o no puedes escribir buenas frases. No hay una forma de vida de escritor. Lo que importa es lo que dejas en la página». «Trabaja en un ordenador que no esté conectado a Internet». «Evita los clichés, los grupos, las bandas». «No confundas honores con logros». Zadie Smith

—«Termina todo lo que empieces». «No vayas a Londres». «No vayas a ningún otro lugar». Colm Tóibín

—«Enfréntate a la escritura como un trabajo. Sé disciplinado. Muchos escritores se lo toman muy en serio. Graham Greene escribía 500 palabras cada día. Mi mínimo es 1.000 palabras, lo que a veces es fácil, aunque otras es tan difícil como cagar un ladrillo, pero me obligo a quedarme en mi mesa hasta que lo consigo. Muchas veces estas 1.000 palabras son basura, pero es más fácil volver sobre ellas y mejorarlas». «El ritmo es esencial. No es suficiente con escribir bien. Estudiantes de escritura pueden elaborar una página de magnífica prosa, pero a veces carecen de la habilidad para arrastrar al lector al largo viaje que representa una novela». «No entres en pánico». «El talento triunfa sobre todo esto. Si realmente eres un gran escritor no necesitas aplicar ninguna de estas reglas». Sarah Waters

—«Escribe para ti mismo, recogido, asombrado». Kerouac

—«Considero que hay tres pasos: el primero de ellos es crear el personaje, el segundo crear el ambiente donde ese personaje se va a mover y el tercero es cómo va a hablar ese personaje, cómo se va a expresar. Esos tres puntos de apoyo son todo lo que se requiere para contar una historia...uno de los principios de la creación literaria es la invención, la imaginación. Somos mentirosos; todo escritor que crea es un mentiroso, la literatura es mentira; pero de esa mentira sale una recreación de la realidad; recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación...Cuando yo empiezo a escribir no creo en la inspiración, jamás he creído en la inspiración, el asunto de escribir es un asunto de trabajo; ponerse a escribir a ver qué sale y llenar páginas y páginas, para que de pronto aparezca una palabra que nos dé la clave de lo que hay que hacer, de lo que va a ser aquello. A veces resulta que escribo cinco, seis o diez páginas y no aparece el personaje que yo quería que apareciera, aquél personaje vivo que tiene que moverse por sí mismo. De pronto, aparece y surge, uno lo va siguiendo, uno va tras él. En la medida en que el personaje adquiere vida, uno puede, por caminos que uno desconoce pero que, estando vivo, lo conducen a uno a una realidad, o a una irrealidad, si se quiere. Al mismo tiempo, se logra crear lo que se puede decir, lo que, al final, parece que sucedió, o pudo haber sucedido, o pudo suceder pero nunca ha sucedido. Entonces, creo yo que en esta cuestión de la creación es fundamental pensar qué sabe uno, qué mentiras va a decir; pensar que si uno entra en la verdad, en la realidad de las cosas conocidas, en lo que uno ha visto o ha oído, está haciendo historia, reportaje.». Juan Rulfo

—«El cuento es antiguo, breve y feliz. Forma sintética y esencial cuyo protagonista es el argumento, el cuento no se distrae mucho con la creación de personajes, como la novela. Leo cuentos desde muy temprano, como todo el mundo, y los sigo leyendo ahora, cuando ya es muy tarde. Como los cuentos infantiles son o fábulas o narraciones ingeniosas, me volví alérgico a la moraleja y adicto a los finales cerrados y las soluciones brillantes. Luego, mis alumnos me enseñaron a apreciar también los finales abiertos. Hoy, casi puedo decir que soy digno de sujetos de la calaña de Carver o Chejov. Con todo, sigo pensando que el lector se merece un final (un final cerrado, quiero decir).» Julio César Londoño

13 trucos que te ayudarán a corregir tus textos YOLANDA GONZÁLEZ MESA

13 trucos que te ayudarán a corregir tus textos
YOLANDA GONZÁLEZ MESA

Tomado de:
http://www.tintaalsol.com/2009/06/13-trucos-que-te-ayudaran-a-corregir-tus-textos/

Pocas cosas aseguran tanto que un potencial agente o editor descartará nuestro trabajo como los errores tipográficos, ortográficos o gramaticales.

Y pocas cosas hay tan aburridas como la corrección de un texto, especialmente si es muy largo.

Por no hablar de lo frustrante que puede llegar a ser, porque, no importa lo cuidadosos que seamos, gracias a la maravillosa función “autocompletar” de nuestro cerebro, siempre se escapará algún error que, por supuesto, sólo se hará visible cuando ya hayamos enviado el manuscrito o la newsletter, publicado el artículo, o en el instante mismo que nuestra némesis (léase, mejor amiga, ex-pareja, compañero tocapelotas del trabajo), pose sus ojos en el texto.

Para intentar que esta fase sea, si no más divertida, por lo menos más eficaz, podéis aplicar lo siguientes trucos:


1. No corrijas inmediatamente después de terminar de escribir: si dejamos pasar un tiempo (idealmente unos días) entre ambas actividades, nuestro cerebro verá el texto como algo nuevo, y tenderá a leer lo que está escrito, y no lo que crees que escribiste.

2. Usa siempre programas que chequeen automáticamente la ortografía: hacer esto y pasar el corrector antes de hacer tú mismo la corrección te señalará los errores más gordos. Eso sí, yo mantengo deshabilitada la opción de autocorrección, porque en la mayoría de programas da más fallos de los que soluciona.

3. Pide a otra persona que lo corrija: si además esa persona también escribe, podéis “intercambiar el servicio”.

4. Corrige el texto de atrás hacia adelante: si empezamos por la última palabra y vamos retrocediendo, el sentido de las frases no interferirá a la hora de fijarnos en los errores.

5. Léelo despacio en voz alta: debes pronunciar con cuidado cada palabra, y esto también te permitirá ver si faltan signos de puntuación.

6. Fíjate especialmente en los monosílabos: resulta más fácil encontrar los errores en sustantivos, verbos y adjetivos, que en artículos o conjunciones, así que dedícales especial atención.

7. Recuerda que el exceso de confianza conduce al error: por muy seguro que estés de ellos, comprueba todos los nombres propios, términos técnicos, fechas o títulos que incluyas.

8. Recuerda que el exceso de confianza conduce al error: corrige todos los textos. Siempre. Así evitarás, por ejemplo, repetir un epígrafe en una lista.

9. Imprime el texto para corregirlo: aunque sea una medida poco ecológica, lo cierto es que leer en pantalla es cansado, y por tanto tendemos más a escanear que a leer, por lo que se nos pueden escapar muchos errores.

10. Usa una regla para leer línea por línea: este es un truco de mis tiempos de colegial (no recuerdo qué profesora nos lo enseñó) para no olvidar repasar ninguna línea. En el mismo sentido, también es bueno usar un lápiz para ir señalando cada palabra.

11. No corrijas con prisa: concede a la tarea todo el tiempo que requiera, y repítelo varias veces, aunque nunca más de tres. Si el texto es especialmente importante, repásalo varias veces, dejando un buen intervalo de tiempo entre correcciones. Si pasas por alto un error la primera vez, volver sobre el texto inmediatamente no hará que te percates del mismo.

12. Divide las correcciones en “tipos de errores”: acentos por un lado, signos de puntuación por otro, después errores gramaticales y así con todo. Yo no tengo paciencia para ser tan exhaustiva, pero es un método que funciona bien.

13. Presta especial atención a los errores que cometes más a menudo: todos tenemos alguna palabra “maldita”, (la mía es “aun” con o sin acento), así que hay que corregirlas con más cuidado aún.

13 típicas frases de escritor y lo que realmente quieren decir YOLANDA GONZÁLEZ MESA ·

13 típicas frases de escritor y lo que realmente quieren decir
 YOLANDA GONZÁLEZ MESA ·

Tomado de:
http://www.tintaalsol.com/2010/11/13-tipicas-frases-de-escritor-y-lo-que-realmente-quieren-decir/

A todos los escritores nos gusta hablar sobre nuestro trabajo, la mayoría de las veces para quejarnos. Aquí están 13 frases típicas de los escritores y lo que realmente quieren decir:


1. Mi novela trata de la lucha y conflictos a los que se enfrenta el hombre (o la mujer) en la actualidad.

Estoy escribiendo mi autobiografía.

2. Los personajes de mi historia son muy realistas.

Voy a usar mi libro para vengarme del matón de mi colegio y de todas mis exparejas.

3. He hecho una exhaustiva labor de documentación para ambientar la historia.

Dios bendiga la Wikipedia.

4. No puedo contarte de qué va, porque la idea perdería frescura en mi cabeza.

He escrito 10 páginas y no tengo ni idea de cómo seguir.

5. Es un libro muy vendible, de un estilo muy actual.

Un joven mago llamado Larry encuentra un códice que afirma que Mª Magdalena era el verdadero Mesías, y es perseguido por una antiquísima y ultrasecreta orden religiosa de vampiros.

6. No es un libro comercial en absoluto, es muy profundo.

Ni yo entiendo lo que he escrito.

7. He recibido buenas críticas de mis primeros lectores.

A mi madre le ha gustado.

8. No creo en el sistema de editoriales, prefiero la autopublicación porque permite un contacto más directo con el lector.

He recibido 1427 cartas de rechazo. De momento.

9. Escribir el libro fue una experiencia que me ha marcado de por vida.

Odié cada minuto que pasé escribiendo esta mierda.

10. Mantengo mi otro trabajo, porque me permite seguir en contacto con la vida real y eso enriquece mi obra.

Con lo que he vendido no he sacado ni para el cartucho de la impresora.

11. Creo que Alejandro Amenábar haría una gran película de esta historia.

Me conformaría con que Ricardito Bofill dirigiera la adaptación.

12. La adaptación cinematográfica ha captado muy bien la esencia de mi novela.

No han dejado ni el título, pero con la pasta que me han pagado, me la suda.

13. El 90% de la labor del escritor consiste en dar vueltas a la historia en su cabeza, y el 10% en escribirla.

Paso el 90% de mi tiempo pensando en las musarañas y sólo el 10% trabajando.

Compendio de "trucos" y consejos para escribir novela negra

Compendio de "trucos" y consejos para escribir novela negra (tomados de aquí y de allá)

En diferentes páginas de Internet, los seguidores de novela negra consignan muchos de los tips que han venido coleccionando desspues de mucho leer, escribir y asistir a conferencias y talleres. En esta entrada recopilamos algunos. Veamos:

APRENDA A MATAR EN 300 PÁGINAS.
Tomado de:
http://www.abc.es/cultura/cultural/20150122/abci-novela-policiaca-andreu-martin-201501221154.html

«No debe haber ninguna historia de amor, que es un sentimiento irrelevante que desbarata una experiencia puramente intelectual. Se trata de llevar al criminal ante el juez, y no a una pareja ante el altar» (S. S. Van Dine).

«Los personajes, el ambiente y la atmósfera deben ser realistas. Tenemos que tratar de gente real en un mundo real» (Raymond Chandler).

«El criminal debe ser alguien mencionado al principio de la historia» (Ronald Knox).

«Nunca empieces un libro hablando del clima. Hay algunas excepciones, claro. Si conoces más maneras de describir el hielo y la nieve que un esquimal, puedes hablar del clima tanto como te dé la gana» (Elmore Leonard).

«Una vasta organización criminal es tan aburrida como una vasta recopilación de estadísticas: hace que incluso el crimen parezca leve y vulgar» (Chesterton).

«Los personajes deben ser auténticos seres humanos, cada uno de los cuales toma vida para el lector, no muñecos de pasta hechos para ser derribados en el último capítulo» (P. D. James).

Consejos de Andreu Martín:
«En la novela policíaca es imperioso ir al grano desde el principio de la narración sin entretenernos en rodeos que no tengan una utilidad precisa.»
«También el suspense es imprescindible.»
«Es muy importante saber gestionar bien la conservación y posterior revelación de los secretos.»
 «Antes de empezar a escribir, hemos de tener en cuenta que el final nunca puede ser menos original y sorprendente que el principio.»
«El autor ha de meterse en la piel de cada uno de sus personajes para saber cómo sienten, cómo se mueven, cómo reaccionan, cómo justifican sus actos.»
Son los consejos que un maestro de la novela negra, Andreu Martín (Prótesis, Barcelona Connection, Memento de difuntos), da a quienes quieran seguir sus pasos y convertirse en escritores del género.



20 Reglas para Escribir sobre el Crimen Perfecto

Tomado de:
http://auladeescritoresescritura.blogspot.com/2009/03/20-reglas-para-escribir-sobre-el-crimen.html

Para todos vosotros, amantes del género policíaco, un listado de sugerencias. No estoy muy de acuerdo con todas estas aseveraciones, pero creo que os serán de utilidad. Divertíos. Atte. Ana

1. El lector y el detective deben tener las mismas oportunidades para solucionar el problema. Todas las pistas deben enunciarse y describirse con todo detalle.

2. El autor no debe emplear frente al lector trucos distintos de los que el propio culpable emplea frente al detective.

3. La verdadera novela policíaca está absenta de cualquier intriga amorosa. El amor sería, en efecto, distraer la atención del lector sobre el mecanismo del problema puramente intelectual.

4. El culpable nunca debe descubrirse bajo la presión del propio detective ni de ningún miembro cualquiera de la policía.

5. Descubrir al culpable debe venir determinado por una consecuencia de deducciones lógicas y no por casualidad, por accidente, o por confesión espontánea.

6. En toda novela policíaca es necesario, por definición, a un policía. Ahora bien, este policía debe hacer su trabajo y debe hacerlo bien. Su tarea consiste en reunir las pistas que le conducirán hasta el culpable. Si el detective no llega a una conclusión satisfactoria por el análisis de las pistas que reunió, no solucionará el problema.

7. Una novela policíaca sin cadáver, no existe. Hacer leer trescientas páginas sin ofrecer un asesinato sería mostrarse demasiado exigente frente a un lector de novela policíaca.

8. El problema policial debe solucionarse con ayuda de medios estrictamente realistas. Descubrir la verdad por el espiritismo, la clarividencia o las bolas de cristal está estrictamente prohibido. Un lector puede competir con un detective que recurre a los métodos racionales. Si debe competir con los espíritus y la metafísica, perdió por adelantado.

9. Debe haber un único detective. Reunir los talentos de tres o cuatro policías para la caza al bandido sería no solamente dispersar el interés y perturbar la claridad del razonamiento, también tomar una ventaja injusta sobre el lector.

10. El culpable debe ser una persona que desempeña un papel más o menos importante en la historia, es decir, algún personaje que el lector conozca y que interese. Acusar del crimen, en el último capítulo, a un personaje que acaba de ser presentado o que desempeñó en la trama un papel poco importante, sería por parte del autor, reconocer su incapacidad de medirse con el lector.

11. El autor nunca debe elegir al criminal entre el personal doméstico, como criados, crupieres, cocineros u otros. Sería una solución demasiado fácil.

12. Debe haber un único culpable, sin tener en cuenta el número de crímenes cometidos.

13. Las sociedades secretas, mafias, sectas… no tienen lugar en la novela policial. Hay que distinguir la novela de aventuras o la novela de espías con la novela policial.

14. El modo en que se comete el crimen y los medios que deben conducir al descubrimiento del culpable deben ser racionales y científicos. El pseudoscience, con sus aparatos puramente imaginarios, no tiene lugar en la novela policial.

15. La solución al enigma debe aparecer de forma clara pero ambigua durante la trama. Quiero decir que, si el lector relee el libro una vez solucionado el enigma, vera que, de algún modo, la solución saltaba a los ojos desde el principio, que todas las pistas permitían desvelar la identidad del culpable.

16. No debe haber largas descripciones, no más que un análisis sutil. Lo contrario no haría más que entorpecer la trama; se trata de exponer claramente un crimen y de buscar el culpable. Tales pasos retrasan la acción y distraen la atención, desviando al lector del objetivo principal que consiste en plantear un problema, en analizarlo y en encontrarle una solución satisfactoria.

17. El escritor debe abstenerse de elegir el culpable entre los profesionales del crimen. Las fechorías de los bandidos están incluidas en el ámbito de la policía y no del de los autores y detectives aficionados.

18. Lo que, en un principio, se presentó como un crimen no puede, al final de la novela, revelarse como un accidente o un suicidio. Plantear, narrar o describir una investigación larga y complicada para terminarla en un simple desengaño sería traicionar al lector.

19. El motivo del crimen debe ser estrictamente personal. La novela policíaca debe reflejar las experiencias y las preocupaciones diarias del lector.

20. Finalmente, querría enumerar algunos trucos a los cuales no recurrirá ningún autor respetable, porque ya han sido demasiado utilizados y, en adelante, familiares a todo aficionado a la literatura policial:

- El descubrimiento de la identidad del culpable comparando los restos de cigarrillo encontrado en el lugar del crimen con los que fuma el sospechoso.
- La sesión espiritista amañada en la cual el criminal, presa del miedo, se denuncia.
- Las falsas huellas dactilares.
- La coartada constituida por medio de un maniquí.
- El hermano gemelo del sospechoso o un padre que se le asemeja culpables
- La jeringuilla hipodérmica y el suero de la verdad.
- El asesinato cometido en presencia de los representantes de la ley.
- El empleo de las asociaciones de palabras para descubrir el culpable.
- El descifrado de un criptograma por el detective o el descubrimiento de un código calculado.


Cómo escribir una novela negra (En 8 sencillos pasos)

Tomado de:
https://esjatologico.wordpress.com/2010/09/15/como-escribir-una-novela-policiaca-o-negra-en-8-sencillos-pasos/

“How to write… crime fiction” es el título que usa Mark Sanderson (de quien no hay información)  quien escribió una novela llamada “Snow Hill” que es la primera de una trilogía que fue publicada en Enero por HarperCollins. El artículo es viejo, pero la novela policíaca no envejece así, que el textico tampoco. No sé qué tan erudita será, conozco poco de literatura de esas características y menos inglesa, que es el mayor número de referencias hechas por el autor, por lo que no me atrevo a dar un juicio directo de contenidos. Sin embargo, hay cosas que me gustaron y por eso la pongo.

CÓMO ESCRIBIR UNA NOVELA POLICÍACA

Las novelas policíacas y los thrillers cuentan con más del 30 por ciento del total del mercado de libros. Lo cual hace al crimen el delito favorito de la nación (Reino Unido). Esto significa que la competencia para ingresar a la lista de Best-sellers es feroz. El listado siguiente, basado en la experiencia de destacados profesionales, proporciona una guía esencial que mejorará sus oportunidades de pasar a impresión.

1. “Tenga algo que quiera decir…” dice Ian Rankin, el creador de John Rebus. “Puede ser un argumento ingenioso, o un asunto polémico. Debe tener una necesidad imperiosa de interactuar con los lectores. De lo contrario ¿por qué escribir?. Su nueva novela The Complaints, recién publicada, es un ejemplo de eso. En ella, utiliza una compleja conspiración, en la que retrata la crisis post-crédito de Edimburgo (?) , al tiempo que muestra el qué es ser bueno.

2. “Creo que una novela policíaca (como cualquier historia) tiene éxito o no dependiendo del personaje…” dice Michael Connelly, el creador del detective Harry Bosch “Crear y mantener un personaje con el que el lector sienta empatía, es la bola más importante con la que se debe hacer malabares cuando se escribe. También, es la tarea más difícil. El protagonista es el conductor del carro. El lector tiene que querer entrar a ese carro, confiar en ese conductor, sin saber siquiera a dónde se dirige. La última novela de Connelly es Nine Dragons, publicada en octubre de 2009.

3. Una trama enrevesada no es esencial . “Cada vez estoy más convencido de que el suspenso genuino no se crea con sorpresas y giros inesperados, sino con personajes por lo que se preocupe el lector” dice Mark Billingham, creador del detective inspector Thorne. “Un buen escritor de novela negra necesita un par de trucos, por supuesto, pero el personaje lo es todo”.

4. “Compromete al lector desde el principio, sorpréndelo al final…” dice Kathy Reichs, creadora de la antropóloga forense, Temperance Brennan, cuyo 12vo caso, acaba de ser publicado. “Siempre mantengo en mente el comentario de Mickey Spillane de que la gente no lee libros sólo para llegar a la mitad, sino para llegar hasta el final” dice Jeffrey Daver, cuya última novela Roadsides crosses, fue publicada el mes pasado.

5. Trabajo duro. No hay sustituto para el talento, pero cuanto más se cultiva más se desarrolla. Anthony Burgess decía que los libros están escritos con “quemaduras en la silla y plumas sobre el papel” No es necesario pasar años investigando las últimas técnicas forenses o el período histórico en particular que se ha elegido, ni tampoco tener la última tecnología en computadores portátiles. Hasta el momento Colin Dexter no ha tenido ni usado una computadora. “Solía escribir en las noches, luego de escuchar The Archers y antes de ir por una cerveza”. Si escribes una página por noche son 365 páginas o un libro y medio al año. “El resultado fue The Last Bus to Woodstock, la primera novela protagonizada por el inspector Morse”

6. Habilidades supremas de organización. Una novela policíaca es como un castillo de naipes: haz una alteración en el último momento, mueve una cosa, y todo el edificio puede venirse abajo. PD James cuyo Talking About Detective Fiction se ha publicado recientemente, ha llegado a la siguiente conclusión “La novela policíaca, debe tener un argumento convincente y creíble, personajes que sean más que estereotipos, buena escritura y la integración creativa de ambiente, narrativa, caracterización y tema. Para ponerlo simple, una buena historia de detectives debe ser una buena novela”.

7. Previsión. Lee Child, creador del popular y mítico vagabundo Jack Reacher, dice: “No dé a sus lectores lo que los divertía el año pasado, déles lo que disfrutarán el próximo año”. Gone Tomorrow, publicada a principio de año, exploró el terrorífico fenómeno de los terroristas suicidas (Suicide Bombers) en New York.

8. Suerte. Incluso si sigues todas las sugerencias de esta lista, no hay garantía alguna de que te verás en la lista de los best-sellers. Sin embargo, si las ignoras, no tienes ninguna oportunidad. La Internet ha hecho de la auto publicación un juego de niños, pero el talento genuino necesita un editor. ¿por qué publicar tu trabajo en Internet –perderse en el montón de ciber-nieve-derretida– en lugar de intentar enviarlo a una agencia literaria establecida?  Cualquier agente respetable, sólo por su 15%, te hará saber si es bueno. Los editores rara vez aceptan manuscritos no solicitados, una agente puede ser la llave maestra para cruzar esa puerta. Dicho esto, algunas veces los consejos también se pueden ignorar.

Y hay más:

“Si quieres llegar a convertirte en un autor que publique ficción criminal lee todo lo que puedas de cuanto hayan escrito los autores consolidados. No tengas miedo creyendo que puedes llegar a imitar el estilo de Raymond Chandler o de Agatha Christie, si leemos lo suficiente no has de temer nada a ese respecto. En lugar de eso, lo que irá sucediendo de modo casi imperceptible es que iremos, a base de reaccionar de modo favorable o desfavorable ante las distintas frases o párrafos, adquiriendo un estilo propio que se habrá grabado en los estratos más profundos de nuestra mente”. H.R.F. Keating en su libro “Escribir novela negra” (Ediciones Paidós Ibérica. 2003)

"En general las 20 primeras páginas son buenas porque instalan el ambiente, pero cuando se resuelve el crimen se ve si son buenas o simplemente están repitiendo la formula”. “En un principio el libro lo definía el detective, luego en la época moderna el foco era el asesino y en los últimos años la atención se ha desplazado a la víctima”. Ricardo Piglia.

Instrucciones para matar. Petros Márkaris

Instrucciones para matar. Petros Márkaris


“Ahora llega el momento crítico. ¿Cómo te conviertes en asesino? Y sobre todo, ¿a quién matar? Es algo tan difícil en la realidad como en la ficción…”. El escritor Petros Márkaris (Estambul, 1937) permanece sentado ante unos 70 alumnos y mueve sus manos con agilidad mientras habla; las despliega, aporrea levemente la mesa, alza los brazos. Ha llegado la hora de abordar la narración, y pide con énfasis la atención de los estudiantes, que de hecho ya se la prestan. Si en los días anteriores las lecciones se centraron en los personajes o en los mandamientos del escritor de novela negra, hoy la pregunta en la sala Riancho de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo es la siguiente: ¿Cómo contar una historia? El autor, uno de los escritores más relevantes de la novela negra contemporánea, enseña en una semana, nada más y nada menos, cómo convertirse en escritor de intriga.
Lección número uno. “Los principiantes deben tener la historia completa en su cabeza, así se sentirán más seguros”. Pero lo importante, dice Márkaris, es que el lector pueda “visualizar el primer capítulo”. La biografía del escritor nada en la diversidad de disciplinas: ha ejercido como profesor de universidad, pero de análisis de teatro. “Lo dejé porque no podía con todo; adoro enseñar porque es muy creativo”, relata ya después de la clase, sin denotar asomo de cansancio.
Lección número dos. Aprovechar la inspiración que venga de la literatura, del teatro y del cine. Antes de ser novelista, Márkaris escribió el guion de una serie de televisión que por cierto le inspiró su primera novela, Noticias de la noche (Tusquets), en la que una periodista de sucesos es asesinada. Además, trabajó como coguionista en cinco de las películas de Theo Angelopoulos. “Que el lector se entretenga con la historia ¡importantísimo!”, exclama de pronto. “Me viene a la mente cuando de pequeño mi abuela y la suegra de mi tío se ponían a contar sus recuerdos por la noche. Pasaban de uno a otro, como Las mil y una noches”. En las enseñanzas de Márkaris se turnan una suave ironía y el sarcasmo. No siempre es así. El profesor transmite sus vivencias más personales con una emoción casi de niño pequeño. Y regaña con un punto de malicia al alumno que llega tarde.
Lección número tres. El criminal debe aparecer entre el capítulo tercero y el quinto, no más tarde. Además, hay que justificar por qué mata y que no hay otra posible salida para él o ella. De lo contrario, “es un psicópata”. Un ingrediente más para narrar la sangre: decidir el momento y lugar adecuados, “y la mentalidad” que hay detrás, porque no es lo mismo un asesino solitario que otro que pertenece a una organización criminal, puntualiza el autor.
Lección número cuatro. Y aquí aparece una cuarta lección que sobrevuela el seminario de forma latente: el alumno no ha hecho más que iniciar el camino. A pesar del llamativo título —¡cinco pasos para convertirse en escritor de novela negra!—, el profesor que lo imparte no parece estar muy de acuerdo con la sencillez de la fórmula: “Siempre intentamos encontrar en el mundo moderno el atajo para todo, desde la educación en Internet, hasta la comunicación por correo electrónico… ¡No existe un atajo para la escritura! Lo siento. Es un proceso largo que consiste en corregir y practicar…”. En otro momento, confesará: “¡A mí nadie me enseñó a escribir! El mío fue un viaje solitario experimentando con distintas formas de escritura…!”.
Está claro que los alumnos prefieren emprender el periplo acompañados de Márkaris. Aunque los motivos por los que están en el curso son tan variados como la trayectoria de este traductor, dramaturgo, guionista y narrador. Desde la chica santanderina de 19 años a quien le gusta escribir y aspira a ser periodista, pasando por el profesor de lengua y de historia bilbaíno de 32 que siente curiosidad por cómo funciona un libro por dentro, hasta la profesora ya retirada de inglés que ha venido de Barcelona, es “una lectora voraz”, ha estudiado griego moderno y admira el sentido del humor de Márkaris.
Lección (penúltima). No es bueno poner todo en la narración. El personaje debe ser descubierto poco a poco. Es necesario confiar en el lector. Petros Márkaris imita el discurso de un profesor cuando da este consejo. “¡Ofrecer una historia masticada! ¡Qué enfermedad!”.

Cómo se escribe una novela negra. Mariano Sánchez Soler

Cómo se escribe una novela negra
(¿Se puede freír un huevo sin romperlo?)Mariano Sánchez Soler
Aunque, como autor, he reflexionado poco sobre el acto creativo y sobre la técnica narrativa que utilizo al escribir mis novelas, me veo en la obligación, debido a las intensas pesquisas realizadas desde la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de mostrar la flor de mi secreto: cómo se escribe una novela negra. Bien, la suerte está echada. Como dijo Jack el Destripador: «Vayamos por partes».

1. La búsqueda de la verdad. Si el objetivo de cualquier aventura, de cualquier creación artística, es la búsqueda de la verdad (y si no, que se lo pregunten a Alonso Quijano), la novela negra es la expresión más nítida de esta indagación literaria. Su objeto narrativo nace de la necesidad de desvelar un hecho oculto/misterioso que nos mantiene sobre ascuas. A través de sus páginas, el autor se propone, además, desentrañar el impulso escondido que mueve a los personajes y que justifica la existencia del relato desde el principio al fin.

2. La intriga: del quién al cómo. Una novela negra debe escribirse con esa voluntad de intriga, de revelación; cada capítulo, cada página, tiene que conducir al lector hasta la conclusión final sin concederle el más mínimo respiro. Sin embargo, a diferencia de la novela rompecabezas clásica (Christie, Conan Doyle...), que cimentó la gloria de la novela policíaca desde los inicios de la era industrial, en la novela negra escrita a partir de Hammett, con la corriente hard-boiled (duro y en ebullición), tanto o más importante que saber quién o quiénes cometieron un hecho criminal es descubrir cómo se llega hasta la conclusión. Ahí está Cosecha roja, del gran Dashiell, cualquiera de las novelas de Chandler o el Chester Himes de Un ciego con una pistola como ejemplos del cómo. También es importante el por qué, aunque su respuesta puede resultar secundaria en una sociedad como la nuestra, en la que, como todo el mundo sabe, es más rentable fundar un banco que atracarlo.

3. La acción esencial. Si en la definición clásica de Stendhal «una novela es un espejo a lo largo de un camino», la novela negra es una narración itinerante que describe ambientes y personajes variopintos mientras se persigue el fin, la investigación, la búsqueda. La acción manda sobre los monólogos interiores, y la prosa, cargada de verbos de movimiento, se hace imagen dinámica y emocionante. Es un camino urbano, ajeno a las miradas primarias y a las mentes bienpensantes, donde la creación de personajes y la descripción de ambientes resulta fundamental y exige al autor una planificación previa a la escritura. Aquí radica uno de los rasgos esenciales de la novela negra, que la convierte, de este modo, en novela urbana, social y realista por antonomasia.

4. El argumento. Veamos: aventura indagatoria, intriga, realismo, crítica social, espejo en movimiento... Sin embargo, como diría Oscar Wilde, para escribir una novela (negra) sólo se precisan dos condiciones: tener una historia (criminal) que contar y contarla bien. ¿Y qué debemos hacer para conseguirlo? Antes de empezar a escribir, es preciso tener un argumento desarrollado, una trama en ciernes, un esquema básico de la acción por la que vamos a transitar. Saber qué historia queremos contar: su tema central. Después, al correr de las páginas, los acontecimiento marcarán sus propios caminos, a veces imprevisibles, pero el autor siempre sabrá hacia dónde dirige su relato. Un buen mapa ayuda a no perderse.

5. Lo accesorio no existe. La voluntad de contar una historia y atrapar con ella al lector permite pocas florituras y ningún titubeo. Toda la narración ha de estar en función de la historia que pretendemos escribir. Si leemos 1280 almas, de Jim Thompson, por ejemplo, descubrimos que el novelista escribió una historia exacta, ajustada, sin ningún pasaje prescindible. No en vano, es una obra maestra de la narrativa moderna. Es cierto: una novela criminal puede contener todo tipo de elementos disgregadores de la trama, divagaciones caprichosas, puede cambiar de espejo a lo largo del camino; pero entonces no nos encontraremos ante una novela negra, aunque se mueva alrededor de la resolución de un crimen o se describa un proceso judicial. En la novela negra, como en la poesía, lo accesorio no existe. Un poema puede ser bellísimo, pero si quiere llamarse soneto tendrá que escribirse, como mínimo, en endecasílabos. Es una regla fundamental del juego. Lo mismo ocurre con la novela negra: hay que elaborarla en función de unas reglas (que aquí estoy disparando a quemarropa) aceptadas a priori por el autor. Y para que sea buena literatura, hay que escribirla bien.

6. La construcción de los personajes. Cuestión clave: antes de comenzar a escribir, conviene saberlo todo sobre ellos. Su pasado, su psicología, su visión del mundo y de la vida... Si conocemos a los personajes principales (y muy especialmente al narrador o conductor de la historia, si es uno), el relato discurrirá fácilmente, se deslizará a través de las páginas como el jabón sobre una superficie de mármol y el lector no podrá abandonar el libro hasta el párrafo final. Para ello se aconseja realizar una biografía resumida de los personajes principales, como si se tratara de una ficha policial o un currículum para obtener trabajos basura, dos instrumentos de la vida real muy útiles en la creación literaria.

7. La fuerza de los diálogos. Cuando hablan, los personajes deben utilizar la jerga precisa, sin abusar, con palabras claves, pero sin caer en un lenguaje incomprensible y cambiante. Vale la pena utilizar de manera comedida palabras profesionales. Por ejemplo, si habla un policía, cuando vigila a un sospechoso está marcándole; un confidente es un confite; cuando matan a alguien, le dan matarile... Cada diálogo cuenta una historia, y muchos personajes que desfilan por la novela negra se muestran a sí mismos a través de sus palabras. El diálogo es un vehículo para mostrar su psicología y sus fantasmas. Un ejemplo clásico: Marlowe, en El sueño eterno, se disculpa ante la secretaria de Brody, a la que ha golpeado:
-¿Le he hecho daño en la cabeza? -pregunta el detective.
-Usted y todos los hombres con los que me he tropezado -contesta la mujer.

8. Documentarse para ser verosímil. Para que el lector se crea el relato que se está contando, el autor debe documentarse con el objetivo de no caer en mimetismos fáciles (especialmente cinematográficos). Por ejemplo, en España los jueces no usan el mazo, como los anglosajones, sino una campanita; los detectives españoles no investigan casos de homicidio ni llevan pistola (salvo rarísimas excepciones). Hay que conocer las cuestiones de procedimiento, no para convertir la novela en un manual, sino para no caer en errores de bulto. La verosimilitud lo exige para que el lector se crea nuestra historia. Hay que saber de qué se está hablando. Por ejemplo, de qué marca y calibre es la pistola reglamentaria de la policía española, ¿una pistola es lo mismo que un revólver?, cómo se realiza en España un levantamiento de cadáver..., y tantas otras dudas que surgen a lo largo de la acción.

9. El mundo del crimen. Si la trama que mueve una novela negra ha de ser creíble, los métodos del crimen también. La conclusión de un hecho criminal ha de llegar por los caminos de la razón. En el siglo XXI, los enigmas rocambolescos, los venenos exóticos y las conspiraciones insólitas han sido reemplazados por la corrupción institucional, las mafias, los delitos económicos vestidos de ingeniería financiera o el crimen de Estado. Vivimos en una era post-industrial donde la novela negra es un testigo descarnado de las cloacas que mueven el mundo, más allá del agente moralizador de la burguesía que campaba en las páginas de las novelas-enigma tradicionales. Los tiempos han cambiado y no hay retorno posible. El realismo y la denuncia imponen su rostro literario. Los mejores personajes de la novela negra actual son malas personas, pero, como diría Orwell, algunas son más malas que otras.

Y 10. Advertencia final: nada de trucos. Poe, en "El doble crimen de la calle Morge", inauguró el género policíaco y el género negro posterior al crack de 1929, porque, al escribir esta historia, planteó al lector el juego de descubrir una verdad, en apariencia sobrenatural, con las armas de la razón, a través de una investigación detectivesca. Esa voluntad del novelista, esta complicidad con el lector, exige al escritor no hacer trampas en la construcción de sus historias criminales y plantea, al mismo tiempo, una relación privilegiada con el receptor de sus novelas. Divertir, entretener, emocionar, escribir para ser leído... ¿No es este el objetivo de la Literatura? Hay que jugar limpio con el lector. ¡Las manos quietas o disparo! Para freír un huevo, es preciso romper la cáscara. Siempre.

Tomado de:
http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/tecni/novnegra.htm

Ocho pasos para hacer una Crítica Literaria. P. D. James


Ocho pasos para hacer una Crítica Literaria

"Philip K. Dick dijo: “El artista es el asesino; el crítico, apenas el detective”. Sabía que la crítica literaria es el más despreciado de los géneros literarios, pero también el más reciente, difícil y necesario. Que si bien la literatura se ocupa de las pasiones, de los trabajos y los días, la crítica se ocupa de una versión editada del mundo. Que el crítico es sobre todo un lector muy aplicado. Y que no se puede escribir bien sin dominar bien esa crítica íntima y secreta que es el arte de tachar. Que la calidad de un escrito depende no solo de las palabras que sobreviven a los tachones, sino también de las que mueren; del tino para suprimir los ruidos y las impertinencias. Las incontinencias, en suma. Y que no puede ser malo un género que ha inspirado las mejores páginas de Aristóteles, Poe, Wilde, Valéry, Borges y Steiner."
Julio Cesar Londoño



Tomado de:
  1. Lee siempre el libro entero antes de escribir la crítica.
  2. No te comprometas a criticar un libro incluido en un género que te disgusta particularmente.
  3. Critica el libro que el autor ha escrito, no el que piensas que debería haber escrito.
  4. Si tienes prejuicios —y cualquiera puede tenerlos— afróntalos con franqueza y, si lo crees necesario, reconócelos en la propia crítica.
  5. Haz comentarios ingeniosos si debes y puedes hacerlos, pero nunca seas deliberadamente cruel salvo con esos autores que explotan la crueldad y que, en consecuencia, se arriesgan a ello.
  6. Si piensas que no hay por dónde agarrar el libro y no tienes nada ni interesante ni positivo que decir, ¿por qué hacer una crítica? Todas las reseñas proporcionan al libro una publicidad que le viene muy bien y es una pena desperdiciar espacio con un libro pretencioso o deshonesto cuando podrías estar diciendo algo de valor sobre una lectura que lo merece. La excepción a esta regla serían las obras de escritores consagrados que se aguardan con expectación, cuando todo el mundo espera el veredicto de los grandes críticos.
  7. Si un amigo íntimo te da un libro para que le hagas la crítica y te parece muy malo, no la hagas. A nadie le gusta herir a sus amigos y la tentación de ser benevolente es demasiado fuerte.
  8. No caigas en la tentación de usar una crítica para saldar viejas cuentas pendientes o para dejar bien claro que te desagrada el sexo, la clase social, la tendencia política, la religión o el estilo de vida del autor. Intenta pensar que existe la posibilidad de que personas que desapruebas escriban un buen libro
Mas de P.D. James en este mismo blog: 

Decálogo de Jaime Jaramillo Escobar

El decálogo de Jaime Jaramillo Escobar
(y un puñado de frases muy suyas)

Recopilado por Camilo Jimenez en:

Hace un par de meses le expresaba mi entusiasmo sobre este libro (Método fácil y rápido para ser poeta) a Mario Jursich, director de El Malpensante. Seguramente Mario ya se traía entre manos la edición especial de la revista sobre decálogos, que está genial, y me preguntó si era posible extraer una suerte de decálogo para escritores a partir de citas de este libro. Hice el ejercicio y aquí está el resultado. Estoy seguro de que Jaime Jaramillo, de habérselo pedido a él, no hubiera compuesto un decálogo de diez puntos. Ni siquiera hubiera hecho un decálogo como mandan los decálogos para hacer decálogos.


“El escritor es ante todo un lector que escribe. Por eso el escritor debe guardar una serena humildad ante la gran literatura de todos los tiempos. Los grandes escritores se nos presentan con una modestia encantadora. Empezar con orgullo vano conduce a fracaso seguro” (t. 2, p. 112)

“No existe amigo sin diálogo. Dialogue con sus libros, discuta con ellos, vuelva a sus páginas. Que su biblioteca sea viva. Que todo sea vivo a su alrededor. Hay personas que andan muertas. Y no son fantasmas. Son personas casadas” (t. 2, p. 23)

“No debe confundirse redactar con escribir. Aprender a redactar es fácil. La mayoría de las personas pueden hacerlo. Para eso existen normas, a las que algunos llaman técnica. Escribir es más difícil y sólo está al alcance de una minoría. Porque, mientras redactar sólo requiere una gramática y el conocimiento de lo que se desea expresar, escribir es creación y por lo tanto requiere inventiva, imaginación, fantasía, originalidad, elocuencia y genialidad en algún grado” (t. 1, p. 98)

“Quien se sienta a escribir es porque tiene algo qué decir. Mientras no se tenga algo para decir no hay por qué empezar. El famoso cuento de la hoja en blanco todas las mañanas a primera hora sólo ha producido literatura babosa y polucionante. El que necesita una hoja blanca frente a los ojos para empezar a pensar, no es pensador. Primero piense, y después de que haya pensado, vuelva a pensar sobre lo escrito. Reflexionar. Ése es el secreto” (t. 1, p. 105)

“El estilo sirve hasta para disimular la falta de ideas. Al comienzo no importa mucho lo que se escriba, sino cómo se escribe. El escritor, como cualquier otro artista, y al igual que la Naturaleza, procede por ensayos. No se llega a tener un estilo antes de haberse formado una personalidad. La edad para tener personalidad depende de cada quién. Algunos no la adquieren nunca. El escritor sin personalidad no existe, pues carecería de autoridad, de poder de convicción, sería débil y amorfo, sin magnetismo y sin atracción. (t. 1, p. 101)

“El autor es responsable de todas las palabras que escribe. En consecuencia, deben ser medidas y pesadas, una por una” (t. 2, p. 53)

“Lo que más me ha enseñado a escribir poesía no es la poesía, demasiado manoseada, sino la prosa y la publicidad. La publicidad enseña precisión, oportunidad, claridad, iluminación y destaque, astucia, poder de convicción y, sobre todo, calcular la reacción del lector” (t. 2, p. 234)

“El personaje más importante de una obra es el lector” (t. 2, p. 100)

“El buen escritor se impone, no titubea” (t. 1, p. 203)

“Algunos prosistas se apartan bruscamente de la poesía. Consiguen una prosa áspera, mecánica, sin gracia. No hay buena prosa sin el auxilio de la poesía. Es más: la mayor parte de la peor ‘poesía’ que se ha escrito está en verso” (t. 1, p. 18)

“Un poeta es mejor mientras más sentidos tenga. Por lo común se tienen cinco y sobran dos. Pero el poeta no se contenta con cinco. Desarrolla el sexto sentido (de orientación, debido a la magnetita), así como los otros sentidos: el de observación, el sentido común, el sin sentido y el sentido de la realidad. También el de la irrealidad, y el de la poesía, y el del absurdo, y el de percepción extrasensorial, y el mágico y el de los sueños. Y el de la velocidad tanto como el de la quietud. Es decir, que está conectado con el Universo como una neurona por muchos puntos de contacto que le transmiten información de proceso y de intercambio” (t. 1, p. 44)

“Los escritores incultos son muy aficionados a emplear epígrafes y citas para aparentar que saben mucho […] el cuento es un género que no resiste el epígrafe” (t. 1, p. 221)

“Para el escritor que empieza debe ser fácil escribir. Si le resulta difícil, mala señal. Señal de que debe dedicarse a otra cosa. Para el escritor profesional debe ser muy difícil escribir. Si le resulta fácil, mala señal. Señal de descuido” (t. 2, p. 100)

“La única escuela que existe es la escuela elemental o primaria, donde se aprende de verdad, no por boca de los maestros, sino en el patio de recreo” (t. 2, p. 241)

 “El buen poeta sólo tiene que escribir; pero el mal poeta tiene doble trabajo: escribir y promocionar su baratija” (t. 2, p. 111)

Y hay más:

El primero es que la poesía es más una forma de ver, de pensar, que de escribir: “escribirla es un resultado, primero hay que vivirla”

 “El poema puede ser una forma vacía de contenido poético”

“En la Grecia antigua se escribía en verso para atraer la atención, y ahora se escribe en verso para ahuyentar la atención”

 “La poesía no es literatura sino que es solamente el alma de la literatura. Es decir, que el escritor que quiera poner alma en su obra, debe necesariamente acudir a la poesía”.

 “Toda la poesía escrita en verso libre se debe considerar como prosa. Sólo se llama verso con propiedad el que se sujeta a medida, y lo demás es prosa”.

 “Desechar, olvidar el trabajo de los siglos, pereza, eso se llamó libertad”.

“Lo experimental es efímero, perdura lo clásico”. 

 “Después de trajinar por el experimentalismo, los escritores vuelven a la claridad y al clasicismo, que es siempre el último de los ismos y el único que sobrevive a las fugaces modas y escuelas. ‘Ser clásico es ser actual’, se ha dicho con propiedad. Todo escritor serio es siempre un clásico”.

 “Nadie más anticuado que un joven. Es una de las paradojas de la vida”. 

 “Para todos los poetas hay demasiada niebla, llueve mucho, y una inmensa tristeza los embarga, según sus propias palabras”.

“El buen poeta sólo tiene que escribir; pero el mal poeta tiene doble trabajo: escribir y promocionar su baratija”.  

“El poema que casi acierta es un desacierto, el que casi es bueno es casi malo, el que tal vez viene nunca llega”.

“Quienes rechazan el humor en la literatura lo excluyen de su vida. Son los adustos, amargados, rencorosos, solemnes y aburridos. La risa empaña la trascendencia que algunos poetas a sí mismos se dan”.

 “El escritor pobre suele ser también un pobre escritor”
“Hay dos poesías: la poesía y la otra”

“El corrector gramatical automático no es para escritores; es para secretarias”

“No soy amigo de conferencias; nunca voy a una conferencia dictada por mí”

“He huído de la poesía toda la vida, y no la he podido alcanzar”

“A las personas a las que nos gusta hacer el ridículo en público, es evidente que la poesía nos sirve de maravilla para un recital”.

Tomado de: "Método fácil y rápido para ser poeta". Este libro recoge ensayos escritos a partir de los talleres que el autor imparte.

ANTIDECALOGO

ANTIDECALOGO

Tomado de:

http://fernandagarcialao.blogspot.com/2013/09/no-decalogos.html

No decálogos


En el Taller de escritura, propuse jugar con el lugar común de los Decálogos de escritor.
Estos son los resultados. Contra lo que es un cuento. O definir por la negativa.
Fernanda García Lao

Leila Sucari

1- Un cuento no es un perro atado a una correa. No es una máquina perfecta donde cada pieza cumple un rol determinado y estático. No es un producto científico. Los cálculos y las fórmulas por sí mismas no son nada. El cuento debe ser libre. Un animal salvaje con impulsos y necesidades propias. Un rompecabezas con infinitas posibilidades. Una constelación de sentidos que se superponen, se rozan y se desafían. Pero esto no significa que un cuento sea un caos. No, nada ni nadie lo habita por azar. Es un microuniverso donde todo cambia todo el tiempo. El cuentista no puede pretender ser el dueño ni tener el control absoluto. Su tarea está en entregarse a lo que el cuento quiere decir, dejarlo hablar.

2- Un cuento no es una piscina climatizada. Es estar haciendo la plancha sabiendo que en cualquier momento puede aparecer un tiburón. El cuento es el vacío que se produce en el estómago cuando la ola sube demasiado rápido. Es orden y desorden, calma y turbulencia. Es vértigo.

3- Un cuento no es una foto. En el cuento no estamos a salvo del tiempo. Las cosas se quiebran, crecen, se transforman. Un cuento es una revolución, aunque sea casi imperceptible.

4- Un cuento no es una tortuga dentro del caparazón. Un cuento es una hoja erosionada por el viento.


Susana Colombo

Lo que no es cuento:
Ser arrastrado por el deseo de profanar tumbas donde todas las palabras están disponibles.
El sol y la tierra que marcan el relieve de las letras y el gramaje del papel
Las enumeraciones
La esencia de las cosas, lo que hace que algo sea lo que es y no lo que no es
Los informes borrosos, difusos, con palabras faltantes, escritos por funcionarios sin gramática
Los ardores de los difuntos
La idea del lenguaje, el enunciado, la anunciación y el sagrado corazón de Jesús, la confusión
Los dispositivos de funcionamiento autónomo, sus instrucciones de cómo usarlos,
y los usuarios que los manejan
la tautología.



Mariana Mazer
Un cuento no es la rapidez con la que el sol se esconde bajo las manos, ni la tarde de lluvia que golpea el mar de otros países. Tampoco es la luna perdida entre las nubes de  tormenta, ni los barcos que cruzan océanos turquesas hacia los desiertos de África. No es la sábana mojada bajo el sexo, ni las notas de un tambor por la mañana. Es las islas que alguien pintó en el océano. O un hombre de bigote bien grande que cruza la calle y resbala. Es el final de río cuando el agua se acumula, y ruge entre las rocas, y los peces golpean y chocan y no hay lugar, no hay espacio. Es una madre al comienzo de la mañana, el camisón sucio, la comida que alguien prepara por las noches y la marea bien alta. Es las manos en el vientre, las palabras que se acumulan en las manos, las letras curiosas que saltan de hoja en hoja, se entrecruzan y tejen una historia que nadie sabe de dónde proviene, pero que todos escuchamos.



Tomás Downey

Un cuento no es:
Una sola cosa. Su propio encanto radica en esa indefinición.
Un texto parlante. No habla, no dice, no comunica. Su verdadero sentido es deforme, mutante.
Un susto. Los efectos especiales son mero mecanismo. El cuento perfora despacio, en silencio. Hasta el lugar preciso en el que cada lector tiene enterradas sus propias pesadillas.
Fresco. El autor debe manosearlo hasta que esté a punto de pudrirse. El producto final debe parecerse a un sueño repetitivo, desagradable.
Azaroso. El desajuste se planea. Las contradicciones se trabajan hasta el punto justo en que se repelen y atraen con igual intensidad.
Original. Porque ya fue escrito cien veces. Lo particular está en los detalles; la perspectiva, los climas, la forma en que cada autor regurgita las palabras.
El qué. Un cuento es el cómo.
Homogéneo, nivelado. El equilibrio es precario y el derrumbe es inminente. Pero nunca llega a suceder. Mientras tanto, la esencia se cuela por entre las fisuras.
Un arma. Un cuento no remata. Dispersa y confunde. Sedimenta despacio. Si el sentido colapsa y se agota en la última línea, está mintiendo.
Un objeto místico. Aunque a ciegas, caótico, es trabajo puro. Voluntad mecánica.



Mariana Komiseroff

Esto no es un cuento.

Aborto: Interrupción de un embarazo tras la implantación del huevo fecundado en el endometrio (pared interna del útero) antes de que el feto haya alcanzado viabilidad, es decir, antes de que sea capaz de sobrevivir y mantener una vida extrauterina independiente.

Una definición no es un cuento.

Una cuna de vidrio vacía y una llena. Dos mujeres vacías, una con hijo y otra sin él. La de la cuna vacía habla con la voz bien baja, con vergüenza y la de la cuna llena evita reírse con su bebé recién nacido para no incomodar a la otra.

Una imagen por sí misma no es un cuento.

Un aborto bien hecho cuesta alrededor de cinco mil pesos. El aborto de la mujer de la cuna vacía costó mil setecientos pesos por eso  ella terminó en el hospital con el goteo que le provoca las contracciones que le harán, en el mejor de los casos, expulsar la placenta. Criar un niño es una hipoteca para toda la vida.
Los textos que solo se  valen de datos informativos y acotaciones del autor no son cuentos.
La mujer de la cuna llena está sola, probablemente esperando la hora de visitas. Su bebé duerme de costado y ella apenas se mueve por el dolor del parto reciente.

¿Un texto sin acción no es un cuento?

La mujer de la cuna llena, radiante y obstinada, levanta a su hijo de la cuna para amamantarlo. De los pechos brota el líquido blanco amarronado antes de que la criatura llegue a abrir la boca.
Un texto que propone a los personajes como completamente buenos o completamente malos no es un cuento.
La mujer de la cuna vacía saca el celular de la cartera,  revisa los mensajes ya leídos y vuelve a guardarlo. Tiembla, es el efecto de la anestesia local que se disipa. Habla con la mujer que la acompaña.
-Si las cosas se hacen bien esto no pasa.
-Hablá más bajo.

Un diálogo solo no es un cuento.

ARTÍCULO 2: La interrupción voluntaria del embarazo no será penalizada y en consecuencia no serán aplicables los artículos 325 y 325 bis del Código Penal, para el caso que la mujer cumpla con los requisitos que se establecen en los artículos siguientes y se realice en las doce primeras semanas de gravidez.
Un artículo de la ley no es un cuento.
La mujer de la cuna vacía y la mujer de la cuna llena miran el televisor que está colgado. Mujer de 31 años y embarazada de 17 semanas, falleció el 28 de octubre de 2012 después de que los médicos del Hospital se negaran a practicarle un aborto, tras alegar que la ley impedía hacerlo mientras latiera el corazón del feto, pese a que la salud de la mujer se deterioraba.

Una noticia no es un cuento. ¿Podría serlo?

En la cuna llena aparece un animal al lado del niño que duerme con una mueca que podría ser una sonrisa, tiene escrito el texto "Protegido" en un cartel que cuelga de su cuello. El animal es un carpincho, tiene una cola de gato larguísima. La enrolla alrededor del cuello del niño recién nacido que emite un quejido débil. Las dos cunas de vidrio están vacías.

¿No es un cuento un texto que no cumple con el verosímil planteado por la lógica interna de la historia?


Félix Ruiz Martinez

- Mientras más grande sea, más se goza el cuento.
- El cuento no es solo una muñeca sin miembros. El cuento es una  muñeca sin miembros con arañas en su interior.
- Lo esencial en un cuento, que nunca puede faltar en el primer párrafo, si es posible en las primeras líneas, es que diga  fecha, nombre, y alguna localidad, si es posible tu dirección exacta, así, en el caso de que sea malo el cuento, el lector pueda ubicarte para matarte.
- Por más que parezca, el cuento, a diferencia del agua, no es ni inodoro, ni incoloro, ni insípido.


Sebastian Lidijover
Excepciones a un cuento    

Una lista.
La música, aunque parezca.
Lo que está antes o después de una arroba.
Los menú de los restaurantes.
La anécdota a la que alguien remata con “ahí tenés un cuento”.
Lo que se come.
Lo que se olvida.
Lo que no está escrito.
El mensaje que lleva la sonda Voyager.
Salvo que alguien lo encuentre. Entonces lo que lea será un cuento.
Nosotros seremos ese cuento.



Facundo Abalo

1)Todos los personajes están hechos de filamentos carnosos, pulpas gelatinosas y costras envejecidas. Destripe lo evidente. Provoque un desgarro.

2) Hunda un tenedor en la superficie plana del texto. Raye lo terso, deje surcos. Aplaste todo aquello que parece sólido. Bata los acontecimientos  a punto pomada. Deshágalo todo. Mezcle después lo disperso. Use las manos. Los dedos deben quedarle sucios.

3) Deje que fermente. Rehogue la ansiedad en agua de azahar. El apuro es un mal aliado de la cocina.

4) Recuerde que la masa es seca. No estire las frases mas de la cuenta. Peligro de disolución grumosa. Es preferible cortar en pequeños trozos separados por puntos. La preparación no sufre. Hiérala con tajos agudos. No debe haber culpa.

5) El texto irá levando de manera deforme. Mírelo a distancia y  contemple los volcanes. Vuélvase un geógrafo de su propio bollo. Para asegurarse que no esté crudo, pinche cada montículo aireado con una oración rígida. Cuidado: Lo que se desinfle jamás volverá a elevarse.

6) Cocer en salsa agridulce. Lo azucarado tiene que devenir en amargo en el momento adecuado. Abandone todo intento de imitación pretenciosa. Lo real es insípido. El sabor debe ser por momentos insondable. La garganta tiene que quedar ardiendo.

7) Descanse después de cada paso. Cocinar un texto provoca fatiga.

8) La presentación de un plato es siempre un acto adulterado. Los hongos tienen que crecer ocultos entre comas. Cuando el comensal lo advierta tiene que ser tarde.

9) El platillo debe parecer liviano. Casi un canapé. Pura emboscada. El lector debe deglutir cada frase como una boa constrictora. Una vez masticado comenzará a crecer. La digestión es  lenta. Algo tiene que quedarse atragantado. Por momentos puede faltarle el aire. Es normal. No se asuste.

10) Memorice esta receta. Después intente olvidarla.